El universo de la sexualidad es muy amplio y, si bien nos falta mucho por aprender, va siendo más conocido conforme pasa el tiempo, a medida que avanzamos en aceptar la libertad sexual y empezamos a vivir en armonía con ella. Existen distintas orientaciones sexuales que van desde la heterosexualidad, hasta la homosexualidad, la asexualidad, la bisexualidad y, ahora, entra en escena la demisexualidad. Pero, ¿qué es la demisexualidad? Tal vez mientras vas leyendo este artículo incluso te entren dudas acerca de si tú mismo eres una persona demisexual.
Muchas personas están descubriendo detalles sobre sí mismas, sobre su manera de sentir, de explorar y de vivir aspectos emocionales y sexuales de un modo que le puede resultar distinto a como lo hacen la mayoría pero que, en cualquier caso, son igual de válidos que los demás.
En este artículo vamos a explicarte qué es la demisexualidad, las características que la definen y diferencian con respecto a las demás orientaciones y cuales son las dificultades a las cuales pueden enfrentarse las personas demisexuales.
Una orientación sexual casi desconocida: la demisexualidad
Escuchamos hablar a menudo de la homosexualidad, la bisexualidad y, por supuesto, de la heterosexualidad. A veces se nos cuelan conversaciones donde se trata otra rara orientación que también pasa casi desapercibida: la asexualidad o esas personas que no sienten atracción alguna hacia el sexo. Y ahora, es la demisexualidad la nueva palabra que seguramente empezarás a escuchar mucho y, tras leer este post, sabrás en qué consiste.
Para las personas demisexuales, la conexión emocional o el vínculo sentimental con una persona es fundamental para que surja la atracción sexual. Ojo, que no estamos hablando del amor, sino de la atracción sexual. Esto significa que en los demisexuales nunca surgirá un flechazo, no habrá amor a primera vista, ni tampoco será posible un “aquí te pillo, aquí te mato”, tan habitual en nuestros tiempos. Esto no tiene nada de malo, ni de bueno, y es una tendencia como cualquier otra, ni mejor ni peor, aunque sí con algunos “pros” y algunas “contras”, según se mire, como todo.
La necesidad del vínculo previo
Imagina ir a una discoteca con los amigos y conocer a un grupo de chavalas y chavales. Entre los jóvenes actuales no es raro que en la misma noche ya estén tonteando entre ellos y con aspiraciones de llevarse al huerto a alguna de las personas del grupo recién conocido. Esto en un demisexual sería impensable, porque, sencillamente, no le nace esa atracción. Para que nazca el deseo sexual, necesita previamente que entre ambos haya nacido un vínculo sentimental.
Algo similar al pensamiento de que antes de llegar a algo más, aunque sea para un roce, necesitan ser amigos. Pero con la diferencia de que esa necesidad del vínculo previo no es una excusa o ese rechazo a tener sexo con la otra persona no es por pudor o por prejuicios morales, sino porque realmente su cuerpo y su mente no experimentan ninguna pulsión sexual a primera vista.
Sabemos que esto no es lo más habitual y que, más allá de lo rápido o lento que cada uno quiera llevar sus relaciones al siguiente nivel, es natural que sintamos atracción sexual hacia un/a desconocido/a, porque físicamente o alguna cualidad que se nos cuela en el subconsciente, nos resulta atractiva, con mayor o menor intensidad. Los demisexuales no experimentan esto jamás.
El tiempo es oro, en las personas demisexuales
El tiempo es oro pero no porque transcurra veloz, sino todo lo contrario. Las personas demisexuales necesitarán ir lentamente, hasta conocer a la persona lo suficiente como para que surja una confianza y amistad o complicidad. Entonces sí, podrán empezar a sentir atracción física, deseo sexual y vivir su sexualidad a tope, como lo hacen el resto.
No confundamos demisexual con asexual
Durante mucho tiempo se ha confundido a los demisexuales con los asexuales, pero no son lo mismo. Tal y como acabamos de explicar, los demisexuales sí sienten deseo sexual, pero este nace cuando ya tiene complicidad con la otra persona.
También hay que aclarar que las personas demisexuales pueden sentir atracción hacia personas de un sexo o de otro, es decir, que puede darse entre personas homosexuales y entre personas hetero indistintamente. Puedes ser un hetero demisexual, un demisexual homo o un demisexual bisexual.
Cómo afrontar que soy demisexual
Si descubriste que eres demisexual, quizás tengas algunas dudas e inquietudes o conozcas a alguien que esté pasando por este proceso y se sienta un poco perdido. Ten claro, que la demisexualidad es aceptable y que nadie tiene por qué inmiscuirse en tu manera de sentir, de emocionarte y de excitarte.
En realidad, no necesitas dar explicaciones a nadie acerca de cómo llevas tu vida íntima y eres libre para mantener sexo cuando te apetezca, si es que te apetece, o de no practicarlo, si es que no te nace hacerlo.
Hay muchos prejuicios e ideas preconcebidas acerca de si está bien perder la virginidad pronto o es mejor hacerlo tarde, si es conveniente reservarse puro hasta el matrimonio o de cómo deben ser las relaciones privadas entre las personas. Sin embargo, solo tú te conoces bien y sabes cuáles son tus necesidades. No permitas que nadie intente convencerte de otra cosa.
Tener sexo está bien, pero no tenerlo, también. El sexo por amor es aceptable, al igual que lo es el sexo sin amor por puro placer. Los flechazos y amores a primera vista pueden ser mágicos, pero igual lo es asistir al nacimiento de una conexión íntima y sentir cómo va naciendo ese deseo sexual poco a poco.
Nadie debe marcar tus ritmos, solo tú mismo. Nadie tiene derecho a juzgar lo que sientes, tu manera de excitarte o si lo haces o no. Solo porque tú así lo quieras es que tienes que explicar cómo funciona tu líbido. Porque la sexualidad, al igual que las relaciones amorosas, solo te incumben a ti.
Ahora conoces un poco qué es la demisexualidad y te animamos a darlo a conocer, compartir este artículo si te pareció interesante y hacer más visible que la demisexualidad es algo normal, cotidiano y bonito.