El estrés puede provocar infertilidad

El estrés puede provocar infertilidad

Que el estrés produce un sinfín de problemas de salud no es ninguna novedad, pero es cierto que hay muchos trastornos que sufrimos en silencio, sin darnos cuenta hasta que un buen día, casi de rebote, nos enteramos de que hemos dejado que vivir bajo la presión constante nos perjudique más de la cuenta e incluso en aspectos insospechados de nuestra vida o de nuestro cuerpo. Por ejemplo, dicen que el estrés puede provocar infertilidad.

Analizando las investigaciones de la comunidad científica, este es un tema complejo con respecto al cual ciertamente no hay unanimidad. Porque hay científicos que niegan esto, opinando que la infertilidad no se produce debido al estrés, si bien sí que sucede al contrario, que para muchas parejas, el hecho de no poder concebir a su soñado hijo, sí que les puede frustrar causándoles problemas emocionales como el estrés, la ansiedad y, peor aún, la depresión.

Por otro lado, otros médicos piensan que, efectivamente, el estrés es otro factor más que sumar a las causas de la infertilidad, cada vez más creciente entre hombres y mujeres jóvenes. Quizás el hecho de que el estrés afecte a la erección y pueda causar problemas de impotencia, sumado a la dificultad, especialmente en la mujer, de alcanzar el orgasmo cuando está estresada, motive pensar que el estrés juega su papel también al hablar de infertilidad. 

¿Qué relación puede haber entre el estrés y la infertilidad masculina o femenina?

El estrés no solo afecta al varón, sino que es un mal que ataca a ambos sexos por igual. En el caso de los hombres, quizás se aprecie más porque puede causar trastornos evidentes, como la impotencia o la eyaculación precoz, la falta de apetito sexual o un deseo sexual descontrolado. Estos últimos son problemas que también afectan a las féminas, aunque de un modo menos visible.

El estrés puede provocar infertilidad

Sin embargo, en relación al tema que nos ocupa en este artículo que es sencillamente la infertilidad, vivir estresados puede volvernos más infértiles y dificultarnos concebir, tanto a hombres como a mujeres. 

La culpa la tiene el cortisol, una hormona que el organismo segrega en grandes cantidades cuando estamos estresados y que, de prolongarse ese estrés en el tiempo, puede causar daños en nuestra salud. La hormona del estrés, como se le llama comúnmente al cortisol, en grandes cantidades puede resultar tóxica, alterando los niveles hormonales y, por ende, dificultando nuestra capacidad para concebir

Por esto, aparte de los oscuros nubarrones mentales que nos impiden concentrarnos a la hora de realizar cualquier actividad, incluyendo ver una película o tener sexo, hay que sumarle el daño que nos puede estar produciendo el cortisol en nuestro cuerpo. 

Es necesario reducir el cortisol, para que las hormonas vuelvan a sus niveles correctos y nuestra vida regrese a la normalidad, tanto a nivel físico y orgánico como a nivel emocional y psicológico. 

Cómo eliminar el estrés para que no afecte a nuestra fertilidad

El estrés puede provocar infertilidad

Eliminar el estrés es fundamental para la salud, independientemente de nuestras intenciones de ser padres o no. Aunque está claro que, si tenemos este objetivo, a mayores niveles de estrés y cuanto más tiempo se prolongue este, más difícil se nos volverá la meta. Por ello, la primera medida es que aprendas cómo eliminar el estrés y nosotros queremos echarte una mano en esto, así que aquí van unos cuantos consejos muy útiles para que los pongas en práctica desde hoy mismo.

Haz deporte

Está demostrado que el deporte ayuda a las personas que sufren de estrés y problemas emocionales de todo tipo. No hace falta que te mates en el gimnasio, sino que te bastará con habituarte a salir a andar, hacer senderismo, ciclismo y otros deportes que te gusten, incluso mucho mejor si son al aire libre, aunque esto no es imprescindible.

Encuentra un deporte que te guste y te motive y entrégate a él, porque será tu perfecta vía de escape, para quemar adrenalina y cansar a tu cuerpo y a tu mente, lo cual favorecerá dos cosas, la primera que se evada durante un buen rato y, la segunda, que descanses mejor.

Aparte, no podemos obviar otro asunto vital de hacer deporte que son los beneficios que el movimiento aporta a nuestro cuerpo y cómo este mejora su salud. 

Resérvate ratos de ocio

El ocio es muy importante aunque no siempre lo tengamos en cuenta. Estamos tan mentalizados con tener que sacar las obligaciones adelante y con lo imprescindible que es aprovechar el tiempo y tener un comportamiento responsable que, a menudo, dejamos el pasarlo bien en un segundo plano e incluso hay personas que expulsan de su vida cualquier forma de ocio. 

Es necesario hacer también actividades que no nos reporte utilidad pero nos hagan sentir bien, ya sea ir al cine, jugar al tetris o leer un buen libro, acudir a conferencias de tus expertos preferidos y un largo etcétera. Lo que te haga distraerte y sentir bien, bienvenido sea.

Organiza reuniones con familiares y amigos

Si tienes que decir “no” a acudir a tediosas reuniones entre familiares y amigos, ¡hazlo! No te sientas obligado y digas que sí por compromiso. Pero, en la mayoría de los casos, seguro que pasar un rato en familia o con tu peña es como una cura emocional para ti, que te aporta buenos ratos de charla, de anécdotas, de risas y de consejos que unas veces te vendrá bien seguir y otras, simplemente, da las gracias y sigue tu camino. 

Si nadie se anima a organizar una de estas reuniones saludables, ¡hazlo tú! Atrévete a pedirle a tu gente cercana pasar un rato con ellos, ya sea para ver fútbol, para salir a tomar un café en las tardes del domingo o unas copas el viernes por la noche. No importa lo ocupado que estés o que estén, si os organizáis, hay tiempo para todo y a más de uno os vendrá genial retomar este viejo hábito. 

¿Y si te animas a practicar mindfulness?

El mindfulness no es solo una moda pasajera o un pasatiempo de frikis. Oye, si algo funciona y te hace sentir bien, ¿por qué no probarlo? Y lo cierto es que es muy efectivo para conseguir ese relax que la vorágine de nuestro ritmo de vida no nos deja. 

Plantéate ir a terapia

Si te cuesta poner en práctica estos consejos o lo has hecho pero los consideras insuficiente, plantéate ir a terapia. No tiene nada de malo hacerlo y, de hecho, los terapeutas están precisamente para ayudarnos a comprender de dónde viene nuestra preocupación excesiva y enseñarnos a usar las herramientas a nuestra alcance para gestionar nuestras emociones. 

El estrés puede provocar infertilidad pero también otro sinfín de trastornos que nos impiden vivir nuestra vida en plenitud y nos acaban afectando física y emocionalmente. Además, también afecta a quienes están a nuestro lado. 


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