Los alimentos procesados se han vinculado con numerosas enfermedades, especialmente los llamados ultraprocesados. Así que si la mayor parte de lo que comes viene envasado, te conviene hacer algunos cambios para proteger tu salud.
Veamos cuáles son estos alimentos de los que todo el mundo habla últimamente y por qué resulta tan perjudicial ingerirlos en exceso.
¿Por qué son perjudiciales los alimentos procesados?
A diferencia de los alimentos frescos, los procesados son sometidos a transformaciones que mejoran su sabor y tiempo de conservación. Para ello se utiliza sal, azúcar, grasa e ingredientes artificiales que destacan por sus nombres difíciles de pronunciar.
Debido a ello, algunos alimentos procesados pueden duplicar la cantidad diaria recomendada de sodio, azúcar o grasa. En cambio, a menudo son pobres en sustancias esenciales, como es el caso de la fibra. Dado que, además de perjudiciales, son poco nutritivos o directamente calorías «vacías», no es de extrañar que los expertos en salud aconsejen evitar su consumo, o al menos limitarlo dentro de lo posible. Entre otras cosas, a los alimentos procesados se les atribuye el aumento de casos de obesidad.
Cuanto más rápida y sencilla es su preparación, más tratado tiende a estar el alimento y, en consecuencia, más perjudicial resulta su consumo para la salud. Es lo que se conoce como alimentos ultraprocesados, comidas que te tientan con su sabor irresistible y, sobre todo, porque están listas para comer al instante o solo es necesario calentarlas en el microondas. Los aperitivos, las carnes procesadas y la bollería industrial pertenecen a este grupo.
Identificar los alimentos procesados es sencillo (habitualmente vienen envasados), pero erradicarlos de la dieta ya no lo es tanto. Una buena estrategia es buscar en las etiquetas las menores cantidades de grasa, sal o azúcar para así poder escoger la opción más «saludable». En muchos casos es sorprendente la gran diferencia que puede haber entre dos productos similares.
Conoce los alimentos procesados
Si quieres reducir la cantidad de alimentos procesados, los siguientes son un excelente comienzo. Es probable que consumas uno o varios de ellos todos los días.
Productos para el desayuno
Existe una gran variedad de alimentos procesados dirigidos al desayuno, incluyendo los cereales, las galletas, el pan de molde y la margarina.
Algunas margarinas contienen grasas trans, las cuales son incluso más insalubres que las grasas saturadas. Este tipo de grasas aumentan el riesgo de enfermedades del corazón. Asimismo, podrían tener algún tipo de relación con el cáncer.
Si buscas alternativas saludables para tu desayuno, considera la avena (estupenda para conseguir energía por la mañana), las bayas, los frutos secos, panes integrales y frutas de todo tipo, incluyendo el saludable aguacate.
Carnes procesadas
En general, hay que vigilar el consumo de cualquier carne que haya sido transformada de algún modo. No es aconsejable abusar de las salchichas, los embutidos o el beicon.
El beicon es rico en sodio, grasas saturadas y conservantes. En consecuencia, consumir de forma excesiva este tocino ahumado puede provocar desde dolor de cabeza y sobrepeso hasta hipertensión y cáncer.
Comidas de microondas
Su preparación ultrarrápida y fácil ha disparado la popularidad de los fideos instantáneos y otras comidas de microondas. Sin embargo, los inconvenientes de estos productos superan a las ventajas. Están repletos de sal, lo que eleva la tensión arterial, y su aporte nutricional es muy escaso.
También conviene evitar las palomitas de microondas. Si eres de los que no disfruta igual de una película si no está acompañado por un bol de palomitas, considera los granos de maíz para palomitas. Suponen algo más trabajo, ya que debes cocinarlos tú mismo, pero el esfuerzo merece la pena, ya que el resultado es mucho más saludable.
Kétchup
El kétchup es una salsa de tomate, siendo el tomate un alimento que no puede faltar en ninguna dieta considerada saludable. El problema es que se le añaden elevadas cantidades de azúcar y sal. Consúmelo con moderación (de forma excepcional y en pequeñas cantidades) o, mejor aún, haz tu propia salsa de tomate saludable para tus hamburguesas y patatas fritas.
Palabra final
Al parecer, sería suficiente con asegurarse de que los alimentos procesados no suponen más del 20 por ciento de tu dieta. Dicho de otra forma, el 80 por ciento de lo que comes a diario debe ser fresco. Si lo consigues ya sería un gran avance, ya que se estima que lo habitual es consumir frescos y procesados prácticamente a partes iguales.
Por último, no todos los alimentos procesados son perjudiciales. La leche es un ejemplo, tanto la animal como la vegetal. El tratamiento es beneficioso en ambos casos. A las leches de soja o avena se les añaden vitaminas y minerales para que las personas que no quieren o no pueden tomar leche de vaca puedan disfrutar igualmente de sus propiedades.
La fruta, la verdura, las legumbres y el pescado envasado también se encontrarían en el lado «bueno» de los procesados. De hecho, algunas verduras congeladas aportan más vitaminas que las frescas.