Para algunos hombres, elegir un perfume es una tarea relativamente sencilla: lo prueban, les gusta y listo. Para otros, no es tan simple.
Después de todo, emplear una fragancia refleja tanto de nuestra personalidad, como la manera en que combinamos las prendas de vestir, como caminamos o nos desenvolvemos en público.
Fragancias y perfume según la personalidad del hombre
Los hombres extrovertidos no tienen inconvenientes con sobresalir. Su perfume también puede destacar muy por encima del resto.
A ellos les interesan las fragancias intensas, con elementos florales, de lavanda o cítricas. De la misma manera, notas de vainilla combinadas con aromas de madera no pasarán desapercibidos.
Por el contrario, los más introvertidos quieren dejar su marca, pero sin aspavientos. Fragancias discretas, que emanen notas casi imperceptibles, pero al mismo tiempo inolvidables, son las que se adaptan a este grupo.
Siempre son interesantes los aromas marinos, suaves y constantes, que proporcionan comodidad. Equilibrio perfecto entre simpleza y masculinidad.
Los hombres espontáneos, aquellos que viven la vida con tranquilidad, pero sin detenerse ante nada, combinan muy bien aromas con esencias florales.
Los amantes de los deportes reflejan la mayoría del tiempo una energía y vitalidad que parecen inagotables. En consecuencia, sus fragancias preferidas suelen estar construidas en base a cítricos, con elementos terrarios como musgo, pino o salvia.
Es necesario contar con marcas que garanticen durabilidad del aroma, a pesar de la constante transpiración.
Quienes viven del romance y la pasión, combinan bien el perfume con fragancias de Jacinto, lavanda o flor de naranjo. Para los que trasmiten fuego, el azafrán y la pimienta negra sirven para elevar las temperaturas. Para el arte de la seducción, bergamota y ciruela son dos acompañantes casi inseparables.
Más allá de la personalidad
A la hora de buscar una esencia aromática, hay un detalle importante a tener en cuenta. No se debe seleccionar una marca de perfume solo por el olor que emane de otra persona. Los aromas corporales son como las huellas dactilares: no hay dos iguales.
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