La visualización es la forma o técnica de mirar tu interior, de visualizarte como principal objetivo. Quizás pueda parecer algo imposible o poco inusual, pero es una práctica que funciona para bien en muchos aspectos psicológicos.
Practicar tu imaginación de forma objetiva, puede ayudarte mucho mejor a prepárate para esta vida. Y es que nuestra realidad está relacionada con nuestros pensamientos. Debemos llenar nuestra mente de ideas e imágenes positivas para poder obtener lo que deseamos.
¿En qué consiste la Visualización Creativa?
Consiste en imaginarte a ti mismo presenciando situaciones que te gustaría vivir, donde puedes idear y proyectar un futuro para vivir mejor el presente. Se trata de pensar e imaginar esas situaciones que te pueden resultar complejas, dónde el protagonista seas tú, y tratar de enfocar cómo vivir y solventar esa situación de manera positiva.
Con esta forma reflexionamos con este tipo de visualización y concentración, el momento deseado. Debes de imaginar momentos estimulantes y lo suficientemente potentes para poder recrear esa situación en la mejor dirección posible.
Esta forma de visualización funciona muy bien para las personas tímidas, con cierta resignación a mantener relaciones con los demás, o incluso a sentir fobia por hablar en público. Puedes visionarte, proyectando escenas en las que te veas a ti mismo hablando, incluso siendo el protagonista y solventando esa situación de manera exitosa, eso sí debes de percibir ese momento de manera tranquila y con seguridad.
¿Cómo practicar la visualización?
La visualización no consiste en recrear una situación en cualquier lugar, ni en cualquier momento. Debes aplicar esta práctica en un lugar tranquilo, estar cómodo y sobre todo relajarte. Se acerca un poco a la meditación, por el poder de la concentración. Debes cerrar los ojos y relajarte mediante una serie de respiraciones e intentar visualizar ese momento.
Debes evadir cualquier pensamiento que se mezcle en la idea que quieras recrear. Cuando llegues a tu objetivo visualiza ese detalle, e imagina incluso los objetos y elementos que puedan formar parte de ese entorno. Llegado a ese momento debes sopesar la escena e imaginarte recreando esa escena.
Imagina en profundidad ese momento: cómo irás vestido, la temperatura, los olores, las personas y trata de descubrir qué emociones te despierta ese momento. Debes de deleitar esa escena con orgullo, felicidad y satisfacción.
Este es el objetivo principal, dónde esa escena puede ser fatídica o comprometida, tú mismo ya la estás entrenando e ideando para que se resuelva de manera satisfactoria. Si practicas este ejercicio, al menos dos veces al día, comprobará de qué manera puedes dominar aquellos momentos que se te quedan grandes, es casi seguro, de que tu realidad comience a cambiar.
¿Es lo mismo la visualización que la imaginación?
No es lo mismo. La visualización si se hace bien, se centra en todo tipo de detalles, es más real y más fructífera. La imaginación es imaginar una escena, cómo si estás visualizando sin más detalles una película. Pero sí que es verdad que ambos términos se combinan, la imaginación forma parte de esta técnica, pero hay que emplearla de manera práctica y persuasiva.
Sobre la práctica, hay que emplear la visualización imaginando pequeños detalles y dejando entrar pequeños estímulos sencillos. De esta manera estás entrenando poco a poco a concentrarte en ese gran detalle. Los hechos más recurrentes y visualizados suelen ser momentos conflictivos en nuestra vida diaria, cómo presentarse a un examen de conducir, acudir a una entrevista de trabajo, una primera cita, o para los deportistas profesionales, dónde acudirán a profesionales para hacerlos solventar situaciones de competitividad y dónde tienen que creer que van a ganar.
¿Cómo repercute la visualización en nuestro cerebro?
Llenar nuestro consciente de ideas e imágenes positivas, será una forma de entrenar nuestra mente para una visualización correcta, sin que nos haga daño. Este tipo de repeticiones si son comedidas nos llevarán a encontrar el buen camino.
El tipo de pensamientos viene medido con las creencias de cada persona. Si no cambias tu forma de pensar, seguramente todo lo que acontece en tu vida diaria, se repite. De esta forma, si tu mente es perezosa probablemente te restará motivación para mantenerte firme.
Por lo tanto, la visualización ha de hacerse para el bien de una persona, pero de forma respetuosa. Las personas interactúan de forma discreta, pero con consecuencias que puedan generar beneficios para sí mismos. Hay que saber diferenciar la forma egoísta de actuar frente a los demás, si nosotros visualizamos las cosas como es nuestra personalidad, probablemente no estés visualizando una situación real.
Es por ello que debe de existir dentro de esa persona la humildad y no confundirla con el altruismo. Hay que tratar de llenar nuestro espacio mental con hechos, afirmaciones e ideas positivas y sobre todo ser consecuentes con lo que deseamos obtener. Esta práctica a lo largo del tiempo nos ayudará a implantar las escenas que queremos representar y así tenerlas ideadas y formalizadas a lo largo del día.