Las películas contemporáneas en blanco y negro siempre corren el riesgo de ser tildadas de pretenciosas. Otra razón para pensárselo a la hora de elegir este estilo es el rechazo de la que la ausencia de colores provoca en muchos espectadores.
Pese a los obstáculos, las siguientes cintas salieron más que airosas. La razón es que no utilizan el blanco negro como una forma fácil de conseguir mayor valor artístico. Además, sus hermosas historias hacen que valga mucho la pena hacer el esfuerzo de renunciar durante unas horas al color.
The Artist
Cuánto más tiempo transcurre, más excesivos parecen los cinco premios que le entregó la Academia de Hollywood, incluyendo el de mejor película del año, a esta cinta muda francesa. No obstante, eso no significa que no valga la pena verla. La vale, y mucho. Representa una experiencia distinta y muy agradable. Y el uso del blanco y negro está totalmente justificado.
Nebraska
Un padre y un hijo emprenden un viaje por carretera para reclamar un premio de un millón de dólares. Sin embargo, esa sólo es la excusa para poner sobre la mesa temas como la vejez y las relaciones paternofiliales. El blanco y negro pone acento sobre la tristeza inherente a los personajes de esta road movie repleta de humor absurdo.
Ida
Ganadora del Oscar a la mejor película de habla no inglesa en 2015, ‘Ida’ nos transporta a la Polonia de principios de los años 60. Estética y técninamente deslumbrante, la historia se acerca con sutileza a las heridas que dejó la ocupación alemana en el país. Y lo hace a través de una joven novicia llamada Anna (maravillosamente intepretada por una actriz totalmente amateur) que está a punto de tomar los votos. Dura, meláncolica y muy contenida, sin el blanco y negro no dejaría tanta huella en el espectador. Pocas veces una película en blanco y negro generó la necesidad de volver a verla una y otra vez como hace ‘Ida’. Llamada a convertirse en una cinta de culto.