Los abscesos suelen ocasionar consecuencias muy desagradables cuando se han formado y no hay forma de drenarlos. Llegan a ser dolorosos y una vía factible de poder quitar ese abultamiento es mediante su abertura y extracción de pus acumulada en la zona. A los pocos días podremos encontrar un gran alivio y posible curación.
Cuando el absceso es demasiado grande, existe la posibilidad de que un médico pueda solucionar este problema. Si no hay una gran infección y el abultamiento se considera dentro de unas limitaciones pequeñas, el absceso se puede resolver de forma manual en casa.
¿Por qué se producen los abscesos?
Los abscesos se crean con el intento que tiene el cuerpo de intentar curar una infección. Cuando existe una herida abierta, como un corte, folículos pilosos obstruidos, o cuando hay arena o fibras que quedan atrapadas, las bacterias, hongos y gérmenes entran libremente en nuestro cuerpo. Aquí es cuando comienza una infección y el cuerpo pide activar un sistema de defensa mediante los glóbulos blancos para poder combatirla.
Los glóbulos blancos intentan eliminar esta infección, llegando a acumular en la zona una gran cantidad de desechos llamados pus. Este pus se acumulará con el paso del tiempo si la zona no llega a drenarse. Es posible que llegue a hincharse y doler.
Cómo son los abscesos
Los abscesos se llegan a drenar de pus y generalmente hacen que la zona se hinche. Se llegan a tornar de color rojo, llegan a estar calientes al tacto y pueden algunos supurar algo de líquido. Muchos de ellos se desarrollan en la capa más superficial, otros debajo de la piel o incluso llegan a formarse dentro de la boca, como en dientes. Cuando hay casos graves dónde la infección es grave, se llega a sentir fiebre e incluso escalofríos.
Tratamiento de los abscesos en casa
Los abscesos pueden drenarse en casa, siempre que se den las mejores condiciones de higiene necesarias. Si se duda de cómo podría drenarse o si existe mucha dificultad, lo mejor es acudir a un médico profesional. Por otro lado, no se recomienda hacer un drenaje en zonas sensibles como la cara, los dientes, cuello, axilas, muñecas o zona posterior de la rodilla. Es mejor que lo realice un profesional. A continuación, ofrecemos todos los elementos necesarios para drenarlo:
- Jabón neutro sin perfume.
- Yodo.
- Unos guantes desechables de tipo látex.
- Agua oxigenada.
- Un bisturí pequeño o una aguja si el absceso no es muy grande. Ambos materiales han de estar desinfectados.
- Unas tijeras o pinzas de cirujano.
- Gasas.
- 2 jeringas medianas de 5 ml.
- Cinta.
Los pasos para hacer un drenaje:
- Lava las manos con agua y jabón.
- Coloca los guantes de látex en ambas manos.
- Limpia la zona a tratar con agua y jabón y aplica el yodo hasta 3 cm alrededor de la zona.
- Observa la zona dónde está más inflamada, tornará generalmente a un color blanco y es dónde se aplicará la incisión.
- Coge el bisturí y realiza la incisión entre 1 a 2 mm de profundidad. También puedes hacerlo con aguja si es necesario no utilizar el bisturí. Hay que hacerlo muy superficial para no dañar otras zonas más profundas.
- Intenta drenar la zona empujando o apretando ligeramente la zona, haciendo que salga ese pus. Cuando se haya drenado parte de ello se puede empezar a apretar la zona de alrededor para ir expulsando toda la infección.
- Si es necesario, utiliza la jeringa para drenar la zona.
- Cuando tengamos todo drenado, llena la otra jeringa con la mitad de agua oxigenada y yodo, métela por la incisión y aplica la mezcla. De esta forma curará el absceso.
- Después limpia la zona de fuera con yodo por toda la superficie.
- Aplica una gasa por encima y pégala con la cinta.
- Es fundamental curar la zona con yodo todos los días y cambiar la gasa.
¿Qué ocurre si no se drena un absceso?
Lo normal es que el absceso siga creciendo hasta que perfore la piel y se drene solo de forma espontánea. Suele suceder cuando hay demasiada presión y termina de resolverse por sí solo. Pero cuando existe una gran presión e infección y eso no se drena, es cuando hay que ayudarlo.
Cuando acudir al médico
Se debe acudir al médico cuando suponga una molestia y no se cura de forma propia. Seguramente se haya hinchado más de lo normal, duela e incluso se haya puesto más rojo. Cuando aparecen manchas rojas alrededor de la zona infectada, tampoco es buena señal, incluso cuando te sientes cansado, con fiebre o escalofríos.
La mejor forma de evitar este tipo de infección es mantener siempre una higiene correcta. Esta táctica ha de emplearse especialmente en niños, dónde han de lavarse con frecuencia las manos con agua y jabón durante 20 segundos seguidos. Ante la posibilidad de no tener a mano agua y jabón, se puede usar un antiséptico instantáneo con alcohol para manos.